viernes, 29 de febrero de 2008

Exterminio oinC


Mi amplio concepto de cultura, que se sitúa más en la visión global (cultura es todo), que no en la elitista (cultura es sólo lo que la élite dicte), se trata de una idea no conformista: de una cultura que se vanagloria de lo positivo, pero luchadora, que ataca a lo negativo y a lo injusto, en vez de ser cómodamente conforme y anquilosarse en el típico es lo que hay. Por ello, mi peculiar mirada cultural quiere llevar en esta entrada un ataque directo a las entidades públicas municipales de nuestra ciudad, Barcelona. Y es que el Ayuntamiento de la maravillosísima Ciudad Condal va ejecutar un exterminio de jabalíes en Collserola. De hecho, la carretera Horta-Cerdanyola (esa que muchos conocéis por los diversos miradores que quedan repartidos a su paso), ya tiene carteles que avisan de su cierre nocturno (de 23.00h a 06.00h) para llevar a cabo dicha masacre.

Para las autoridades es así de fácil: yo lo decido, yo lo hago y punto pelota. Sin embargo, se olvidan de las libertades y los derechos de los animales, algo que considero un ataque directo hacia mi persona.

Tengo la gran suerte de tener las noches libres (porque no madrugo) y muchas noches subía a Collserola (y escribo subía, porque ya no me lo consienten) a dar de comer a estos adorables seres, con carita de bonachones, asustadizos, jamás atacantes y contentísimos nada más oler el manjar. Acudían rápidamente a la llamada del olor, emitiendo sonidos de alegría y corriendo de forma torpe, con prisas.

Algunos son pequeñísimos: bebés jabalí. La verdad es que verlos correr de esas formas, tropezando consigo mismos, con la expresión hambrienta y bondadosa, me hace mucha gracia y era el motivo para volver la noche siguiente. Si hubiera sido por mí, cuando me enteré de la autorización del exterminio, me los hubiera llevado a todos refugiados a mi casa.

El señorito Hereu y sus compinches justifican la matanza diciendo que en los últimos tres años se han multiplicado y, actualmente, podrían considerarse una especie de plaga. Debe ser que se creen lo suficientemente buenos para tener la autoridad moral de decidir quien sobra y quien no en esta ciudad, a quien pueden eliminar del mapa según su apetencia, porque ellos son los que mandan.

Desde aquí hago un llamamiento a todos los que como yo, son incapaces de ser conformistas ante realidades tan injustas como ésta ¿Porqué los humanos se creen superiores al resto de seres vivos, porqué exterminar una población que ha encontrado en Collserola un buen hábitat en el que procrear? Seguro que había otras opciones, alternativas a esta radical solución, pero claro, el Ayuntamiento va a lo fácil y barato y si eso supone cargarse a la especie ¡Pues venga!

A veces deseo que la superGaudíciudad quede invadida por los jabalíes, demostrándonos a todos que no tenemos ningún derecho a elegir sobre ellos.

miércoles, 27 de febrero de 2008

¿Creadores de opinión cultural o gestores de noticias culturales?

Antes de plantearme a cuál de los dos grupos quisiera pertenecer, debo marcar una diferencia entre ambos. Diferencia casi inexistente, desde mi punto de vista, puesto que el segundo grupo acaba creando también opiniones, aunque no sea de una forma tan consciente. Por lo tanto, lo que debo preguntarme es si quiero que mi opinión tenga efectos en aquellas y aquellos que la perciban y descodifiquen.
Siempre me ha gustado ver la realidad mirando más allá de ella, intentado ver algo además de lo ya explícito: lo que sólo se insinúa, que es lo que verdaderamente contiene la esencia de las diferentes realidades. Con esos ojos observo los acontecimientos, analizo para finalmente dar mi versión: una versión directamente influida por dicha mirada indagadora, que siempre intenta exprimir y obtener zumito de todo lo que ve.
Cuando inicié mis estudios de periodismo, tenía la intención de utilizar esta disciplina para cambiar el mundo, para hablarle a la gente desde mi mirada, para simplificar las cosas... Una visión que pecaba de idealista y que, con los años, cada vez la concibo más imposible. Aún así, la comunicación es la clave de la sociedad y sé que aún puedo utilizarla para facilitarlo todo un poco.
Mi humilde opinión es que la cumbre del periodismo es escribir columnas de opinión: decir lo que quieras, sobre el tema que quieras y que, encima, a la gente le interese tu punto de vista ¿Qué más se puede pedir? Ser una referencia para la sociedad es, para mí, el sumum periodístico, pero no por el reconocimiento, sino porque eso permite que una visión individual de los hechos pase a ser colectiva. Compartir puntos de vista convencidos.
Es evidente que me gustaría ser creadora de opinión, que me encantaría que la gente se interesara por lo que opino. Seguramente, pocas cosas llenan como eso.

lunes, 25 de febrero de 2008

Empezó mañana pero ayer se va a acabaR


Un matemático tan cuadriculado como Lewis Carrol, inpensablemente, nos dejó como herencia la historia del mundo de las maravillas. Su intención inicial era escribir un cuento para sus hijos, sin embargo, el manuscrito fue cogiendo una dirección muy singular, dando lugar a una de las historias más recordadas de los últimos tiempos.

También es cierto que si no fuera porque la gran factoría de los estudios Disney hizo su propia versión del asunto, a nuestra amiga Alicia tan sólo la recordarían algunos freaks, yo entre ellos.

Y es que L.Carrol me trajo un lugar (calificado por él como pesadilla) donde nada es lo que es, pero todo es lo que no es. Así, en dicho lugar, lo que aquí no puede ser, allí sí sería: el sinsentido más alegre. Pájaros-paraguas, celebraciones de los no cumpleaños, carreras en círculo, amigos de morsas que pretenden barrer la playa... y un sin fin de personajes que sólo podían salir de una mente como la suya, formando un grito desesperado que pedía algo NO normal y que atacaba, intrínsecamente, a todo lo que es porque siempre ha sido así (el argumento menos válido y, sin embargo, el más utilizado).

Yo me uno a él, en contra de lo establecido, y con ese espíritu nace este blog cultural: para echarle un poco de ketchup a la cultura.

Si hay algo emblemático en la novela de Carrol, que destaca de forma natural, ese es el Gato Risón. Aquel que aparece y desaparece según su apetencia y que mete en líos a la protagonista debido a su carácter cizañero. Se trata de el único personaje consciente de su lejanía a la cordura, pero le encanta estar bien lejos de ella. Sus apariciones se inician desde su sonrisa, que encuentra su origen en la luna menguante, cuando anochece. Sus rayas, lilas y rosas, forman tirabuzones insinuantes que, a la par que sus ojos de despistado, recuerdan que es, ante todo, un Gato Risón.

Recientemente, rebuscando en los manuscritos y apuntes de Lewis Carrol, se descubrió una canción, titulada I'm odd, que iba a ser cantada por Risón en su novela. La traducción al español de odd es la siguiente: singular, raro, extravagante, suelto (sin par) o lo que forma el pico (lo sobrante de un cambio: treinta euros y pico, por ejemplo).

Un adejetivo que define a la perfección el karma del gato, de la historia en general y de la magia de la risa de la luna, que es desde donde este blog mirará la cultura.




La mirada psicoanalista de todas las realidades culturales convertidas en noticiA.