Somos tres estudiantes, anónimas, de periodismo en la UaB. El curso que viene nos iremos de Erasmus a Lughano, Firenze y Toulusse, respectivamente, y nos sorprende muchísimo que la ayuda mensual para ello sea de 230€.
Queda muy bonito, en boca de los políticos, decir que invierten en estudios en el extranjero, pero en la realidad el presupuesto estatal lo están utilizando para otras cosas, como armas, petróleo… ¿o de verdad son tan ilusos que creen que se puede vivir en una ciudad tan cara como Florencia con 230€ al mes? No señores, ningún político es tan ingenuo, pero se llenan la boca con sus inversiones en educación y en idiomas y quedan la mar de modernos. Mientras, nosotras, con ese dinero como mucho vamos al kiosko a comprar el periódico y unas pipas, pero el piso, la matrícula de la universidad, el vuelo… todo sale de nuestro bolsillo y aún se creen en derecho de decir que “nos becan”.
Todo esto nos indigna mucho: como si no fuera suficiente ya con que todas las decisiones sobre educación no las tomen ni estudiantes ni docentes, sino políticos que están totalmente desvinculados con el ambiente estudiantil y que únicamente miran por sus intereses económicos; ahora además tenemos que soportar que nuestro compañeros, que se van de Séneca a diferentes ciudades españolas, dispongan de 600€ mensuales… ¿Es que el mundo estaba haciendo el pino el día que repartieron los presupuestos de las ayudas de movilidad?
Si alguien entiende todo esto, que venga y nos lo explique.
Este artículo fue publicado en 20 minutos como Carta al director, el pasado viernes 30 de mayo del 2008.