Pese a que aparentemente son familias que tienen poco más que el pavo en común ese día, a lo largo de la película se descubre que, aunque tengan procedencias geográficas distintas (y por lo tanto, también culturas distintas) comparten muchos puntos en común, no sólo a nivel de costumbres y tradiciones, sino a nivel puramente humano.
La película es una buena aportación a la visión de las peculiaridades 'yankis', a la par que una buena evidencia de que en todas las casas cuecen habas, ya que establece un logrado vínculo en la distinción entre lo que una familia corriente quiere aparentar que es y lo que en realidad es.
Con una banda sonora de calidad y unos montajes de imágenes del proceso de preparación del banquete muy colorido y divertidos, ¿Qué se está cociendo? aporta también un enfoque divertido del día de esta tradicional festividad americana.
Uno de los puntos en común compartido por las cuatro familias y del que me parece adecuado hacer una reflexión es el del papel del género, claramente marcado por el tradicionalismo 'machista': ellas son siempre las que se cuelgan el delantal y se dan la tremenda 'paliza de faena' en la preparación de la abundante cantidad de comida servida en la mesa, especialmente 'cocida' para ese día; mientras que ellos son siempre los ocupados en su trabajo, en traer el dinero a casa que hace posible ese festín o, simplemente, en beber cerveza mientras esperan el banquete y luego se lo comen exigiendo saber qué pasa con los postres. Es un aspecto, si menos no, triste de la realidad familiar, pero que la película no podía obviar en su misión de reflejar la cotidianidad de 'el ritual' previo, simultáneo y posterior a la celebración.
¿Qué se está cociendo? es, en conclusión, un buen espejo de las precariedades de las familias americanas, inmigrantes o no.